La pesadilla en que se convirtió el apretado resultado electoral registrado en
los comicios del 2006, con todo y sus fantasmas y el “enemigo de México” no ha
desaparecido.
El eje del próximo debate, el primero
de esta campaña electoral, es que cualquiera que sea el ganador, simplemente
continuará sin tener la mayoría suficiente, para alcanzar una real legitimidad
frente al alto abstencionismo que se avecina, y que al parecer esa es la estrategia que desde los
sótanos de los “cuartos de guerra” vienen impulsando los estrategas de las
campañas presidenciales, particularmente la priísta.
No es nada nuevo el tema, aunque
luego caiga en el oscuro fondo del baúl de los recuerdos, dado que en aquel
momento, hace seis años, los foxistas ofrecieron las perlas de la virgen en el
gobierno plural, por lo que de nuevo frente a las altas probabilidades de un
abstencionismo superior al 60 por ciento, sea una vez más cumplir con la
promesa de gobernar con un gobierno plural. Sí como no.
El debate que se llevará a cabo el
próximo domingo 8, que no será
televisado por los dos consorcios que pretenden tener en su poder la “agenda
nacional” y que tienen y apoyan a su propio candidato, no trasmitirán este
evento de interés nacional, pues eso no es negocio, como si lo es el
futbol, recordando una vez más de esta
manera que ellos hacen “televisión para los jodidos”, y de esa manera evitar
que el público nacional se de cuenta en vivo y a nivel nacional, de la “tunda” que seguramente le van a dar a
su candidato nacido en Atlacomulco.
El debate a generado de por si
escasas expectativas entre el electorado y la ciudadanía cuyo desinterés, no se
debe claro está a la falta de civismo que llevamos tan adentro, sino
simplemente porque se encuentran alejados del torbellino mayúsculo de unas
supuestas campañas que pretende penetrar en el cerebro, corazón e hígado de los
electores, más ocupados, ocupadísimos en completar para la despensa con el
salario mínimo…de seis mil pesos, y pedirle a Dios, regresar vivo a casa y no
ser una décima más en las estadísticas de los caídos (Arturo Martínez Núñez,
dixit.) en la guerra calderoniana vs todos los
demás.
De acuerdo con Consulta Mitofsky, la
caída lenta –lentísima- o disminución de la preferencia electoral hacia Peña Nieto, a su perdida de dinamismo, a
vuelta de morderse la cola, al “yoyismo” que ha penetrado sus spots, que más
que sumar lo vienen desgastando, pues si sabemos más de él, cada día conocemos
menos de su proyecto de país, y de cómo sacarlo del barranco en que esta
sumido. Cuando el factor Josefina se está convirtiendo o ya se convirtió en la
pesadilla real de Calderón que no sabe que hacer en la recta final de su
gobierno, pues si Ernesto Zedillo, bien supo desde buen tiempo sobre la
ineludible derrota del PRI y el triunfo de Fox, a Calderón la advertencia es
que presidencialmente se le hizo bolas el engrudo, y no quiere ser perdedor que
el entregue la “silla” a un ganador no panista.
En tanto, quien parece que espera
sentado en el “quicio” de la puerta es el tabasqueño, que no entiende cómo Peña
Nieto, va a evitar que su tierra natal se vuelva a inundar, cuando no fue capaz
de detener las inundaciones del Río de los Remedios. O como dirían en el pasado
“lumbrera de la calle y obscuridad de su casa”, el peje, se presentará en el
debate cuestionando todo de antemano, como ya lo viene haciendo, y al final va
a pedir que le lleven su mecedora, perdón su “hamaca” para pensar mejor, al fin
y al cabo el “cover” ya está liquidado. De Gabriel Quadri, esperemos que llegue
temprano y su Combi no le haga quedar mal. El debate en el mejor de los casos va a ser un
raund de sombra en el tercer episodio. Falta por ver lo mejor.
Email:gernestorivera@gmail.com