A menos de dos meses de hacerse cargo del interinato
de la Presidencia Municipal de Acapulco, al haber abandonado el cargo –por
licencia- el edil Manuel Añorve Baños,
al ser premiada su ignominia, su infamia a los acapulqueños por el pésimo
desempeño de su administración pública, con la candidatura a diputado federal
por la vía plurinominal, Verónica Escobar Ávila, alcaldesa interina, se
encuentre con el H. Ayuntamiento de
cabeza, al ser literalmente desmantelado en la mayoría de sus secretarias,
direcciones y mandos medios, sin olvidar de principio la licencia solicitada
por los dos síndicos, que legalmente son la “fórmula” de gobierno del H.
Ayuntamiento.
Pero ella, no se cansa de afirmar de que el trabajo y
las responsabilidades de la administración pública municipal se encuentra
ejerciendo sus funciones al cien por
ciento, la verdad es todo lo contrario, pues el H. Ayuntamiento de Acapulco, se
encuentra literalmente sin funciones operativas sustantivas, al haber dejado
sus funciones el secretario general,
Vicente Trujillo Sandoval; el secretario de Finanzas, José Luis Ávila
Sánchez; el secretario de Desarrollo Social, Celestino Bailón Guerrero; la
secretaria de Turismo, Erika Lurhs Cortés; el secretario de Desarrollo Urbano,
-este por cuestiones de salud-, el síndico administrativo, Alejandro Porcayo, y
el segundo síndico de Gobierno, Rodolfo Escobar Ávila, así como una docena de
regidores, y en cascada hacia las direcciones operativas todas en su conjunto
fueron abandonadas por los responsables para lanzarse a la aventura político
electoral que tomaron sus superiores, jefes inmediatos a quienes por “lealtad”
y amistad sin lugar a dudas le debían el trabajo, por lo que con el jefe “hasta
la ignominia”.
Acapulco, se encuentra literalmente frente a un colapso
de servicios públicos, todos ellos básicos, todos ellos de función cotidiana,
en donde no se puede dejar de prestar los servicios en una ciudad y puerto y municipio como Acapulco, que
además debe su vida económica vital de sus atractivos turísticos los cuales
deben de lucir de privilegio. Pero sucede todo lo contrario, la alcaldesa,
Verónica Escobar Ávila vive en medio del
desorden pues nadie le hace caso y tal es la situación que ha habido
directores de área que han abandonado sus responsabilidades sin tener la
educación, la lealtad a su superior de avisarle, como lo fue el caso de Miguel
Terrazas Sánchez, que abandono su responsabilidad como director de Saneamiento
Básico sin mandar su licencia de retiro, y como éste sujeto hay otros que por
la libre han abandonado su responsabilidad para irse tras su jefe.
La situación en Acapulco es más que delicada dado la
falta de servicios en que se encuentra y sobrevive gran parte de las zonas
periféricas de la ciudad, sin contar la zona suburbana y rural del municipio,
literalmente siempre en el abandono, así la falta de vital líquido –el agua- en
colonias suburbanas como Loma Larga, Carabalí, Nueva Luz, Colosio, Primero de
Mayo, Ampliación Primero de Mayo, La Laja, Alta Progreso son algunas en donde
la escases del vital líquido es cosa de todos los días, y en donde el tandeo se
escasea igualmente por más de una semana, y si el tandeo del agua se escasea,
lo que se amontona por toneladas es la basura, cuyos líquidos “lixiviados”
corren por las cunetas, se filtran por el pavimento “cuarteado” y se sumergen
en las coladeras, provocando con ello mayor contaminación.
Esto es sólo la punta del “iceberg” cuando la
oscuridad envuelve las calles y avenidas de esta ciudad y puerto que es
aprovechando por la delincuencia “coludida” para someter, violar, robar,
secuestrar y asesinar a sangre fría, dando pábulo a las respuestas oficiales
tan tardías como maquilladas, quienes tienen el cinismo de medir los muertos en
“decimales “–o que no Arturo Martínez Núñez-, a quien sólo le falta poner los
parámetros del dolor humano en “milésimas”.
Acapulco vive en los límites de la violencia en todos
sus géneros, donde las autoridades municipales lo único que esperan es que esto
termine pronto para ellos, y dejar esta
bomba de tiempo, cuyo reloj que camina inexorablemente para las actúales autoridades municipales nada
hacen por detenerlo, en tanto los
acapulqueños no dejan de hacerse a la esperanza de tiempos mejores, que de los
actuales nada se puede esperar, mucho menos cuando la ”mano que mece la cuna”,
expresara el día que pidió licencia definitiva para retirarse de su cargo de
10, “me voy pero no me ausento” (Manuel Añorve, dixit.).
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